miércoles, 24 de octubre de 2012

Tú: mi vida.

Con miedo empecé y con miedo me voy.
La distancia, esa realidad que tortura cada segundo del día que pasas sin estar al lado de lo que más amas en el mundo. Quien lo haya inventado no tiene ni idea de lo que es amar a una persona, echar de menos a esa persona que quieres hasta morir.

Me voy, pero no me quiero ir sin antes decirte que no pasará nada, te amaré allá donde esté, te querré incluso más, porque lo nuestro no se acabará fácilmente, no. Lo nuestro tiene algo mágico que nos hace ser fuertes y olvidar que hay kilómetros de por medio.

Sabes que te amo, y que nada en el mundo me hará cambiar de idea, porque sé que es un tópico pero nunca nadie me ha hecho sentir lo que tú me haces sentir. Eres lo mejor que se puede tener y que les den porque te tengo yo.

Cada día al despertarme a tu lado deseo con fuerza que el mundo se pare para nosotras. Te doy mil besos y te retuerces entre las sábanas, me abrazas y en ese momento soy la chica más feliz del universo. Entonces cuando creí serlo, me besas, me das los buenos días y yo sin palabras te abrazo. El paraíso, princesa. Me haces estar en el paraíso con tan solo el roce de tus labios contra los míos. Te lo diré siempre, pero es que tus besos...me encantan. Toda tú, entera, de arriba a abajo.

Si esto es un sueño, por favor que nadie me despierte. No quiero que este sueño se acabe nunca, mi amor. NUNCA. Te quiero para mi, para siempre, para el resto de mis días. Quiero mimarte y cuidarte eternamente, mi vida, porque eres eso: mi vida; y te quiero más de lo que podría querer a nadie.

Me voy, princesa. Pero te prometo que volveré para darte esos buenos días con millones y millones de besos abrazada a lo más precioso del mundo. Soy la chica más afortunada del mundo, mi amor.

¡¡¡¡TE AMO!!!!